Entre lo bello y lo siniestro
Carmela Liaño es artista, diseñadora y vecina de Torrelodones. A sus 24 años ya ha fundado su propia marca de joyería: “Carmela Liaño, Arte Portable”, una manera de crear un arte con utilidad siempre en la frontera entre lo estético y lo grotesco.
¿Comenzaste con tu marca personal nada más terminar la carrera?
En realidad, no. Terminé el doble grado de Bellas Artes y Diseño y empecé a buscar trabajo en el sector de la joyería, como diseñadora. Fue una locura, no es solo que no hubiese oferta, sino que ni siquiera encontraba cómo enviar mi currículum, así que terminé yendo direc-tamente a las joyerías. Iba allí, preguntaba… y después de un mes dedicándome a buscar trabajo todos los días decidí que tenía que hacer un catálogo propio.
Tu primera colección “Estaciones” es un proyecto personal que comenzó como un trabajo de clase. ¿De dónde surge la idea?
Surge un poco de mi interés por la mitología, especialmente en relación con el arte, con los cuadros. Antes de hacer mi propia colección de joyería para mi Trabajo de Fin de Grado (TFG) no sabía mucho del tema, pero me atraía mucho la estética mitológica, súper poética, súper romántica… Me daba la excusa perfecta para buscar ese toque siniestro que a mí me gusta que tenga el arte.
¿Por qué ese interés por lo siniestro? ¿Piensas que es compatible con lo bello?
Justo de eso fue mi otro TFG, el de Bellas Artes. Hice un estudio filosófico sobre la búsqueda entre lo bello y lo siniestro y me planteé muchas preguntas: qué significa lo siniestro comparado con lo bello, si es posible que convivan… etc. Mi conclusión final fue que para que algo te guste, para que te llame la atención, tienes que quedarte mirándolo. Lo siniestro le aporta eso que no sabes descifrar del todo, te genera rechazo, pero a la vez hace que sigas mirando. Si acompañas lo siniestro de algo bello, como yo hago con mis joyas, creas ahí un limbo en el que no sabes si el objeto en cuestión te gusta o no.
¿Son todas tus joyas siniestras?
No diría que todas. En mi colección “Estaciones” tengo por ejemplo el anillo “Flora” al que le sale una flor de la boca, que es bastante siniestro. En general las piezas de mi colección son más extravagantes, pero tengo que sacar también cositas sencillas y low cost para que sean accesibles a un público general. A mí lo que más me divierte en realidad es la extravagancia, las piedras, y eso es caro… Todo es encontrar el equilibrio.
¿Cómo es tu público? ¿Tienes clientela de Torrelodones?
Pues en Torrelodones no mucha, amigas de amigas quizás, pero me encantaría tener más. He tenido gente de Parquelagos ¡eso sí! Luego de Pozuelo, Madrid y ya de fuera de España. Por ejemplo, en Bélgica vendo mucho (ríe). Mi público es juvenil, alternativo… Mis clientes buscan algo diferente sin dejar de querer ir elegantes. Al final también considero que son personas que valoran la joyería como arte, porque es caro, no estoy vendiendo bisutería…
Mi criterio es básicamente crear aquello que me gustaría llevar y no existe. De ahí sale un poco mi inspiración. Luego todo lo que se me ocurre lo apunto, lo dibujo y decido qué selecciono para mi próximo diseño. Para las medidas tomo las de mi propia mano, porque siempre es mejor que el molde sea un poco pequeño, y una vez decidido el diseño empieza mi parte favorita, que es esculpir. Yo no tengo formación de joyera, ten-go formación de artista, así que disfruto mucho de esculpir mi pequeña pieza, voy añadiendo cera con un soldador, voy quitando… Cuando la tengo, la envío a una fundición con la que trabajo desde mi TFG y ellos colocan mi pieza junto con las de otros joyeros que la quieren en el mismo metal hasta que crean un árbol de fundición. Luego montan como un molde de arena y lo hornean hasta que se pierde toda la cera. Por eso la técnica que yo uso se llama “de cera perdida”.
¿Te envían entonces el molde?
Que va, luego le inyectan el metal, en mi caso plata de ley de 950 o bronce amarillo o rojo. Ahí me envían la pieza y yo la tengo que trabajar, pulir, perfeccionar… porque de fundición siempre sale con algunos defectos. Una vez que la pieza está terminada, me hacen un molde de caucho que ese sí es el definitivo.
Has logrado crear una marca propia, "Carmela Liaño – Arte Portable", en muy poco tiempo, ¿qué consejo le darías a otros jóvenes artistas que, como tú, buscan un camino propio fuera del mercado tradicional?
Mi consejo sería que se tomasen muy en serio todos los trabajos de la carrera, incluso los que piensan que son una tontería. Que les hagan fotos bonitas y se las guarden, porque luego cuando las necesitas para el porfolio te da rabia decir “yo esto lo hice y es que no tengo ni idea de dónde lo tengo”. Bellas Artes es una carrera preciosa, yo me lo pasé muy bien. Estás todo el rato buscando tu esencia, expresándote, creando cosas bellas... pero luego encontrar trabajo es muy difícil. Tener una recopilación de todas tus creaciones puede ayudarte mucho con esto.
Web: https://carmelaliano.com
Instagram: @carmelaliano_joyas
e-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Reportaje publicado en el nº 409 de Torrelodones Revista Municipal. Puede descargar el archivo pdf de la revista aquí

