Nos levantamos mas tarde de lo pensado, la cama se aprecia y no lo podemos evitar. Ayer no hicimos la foto de Essaouira, así que bajamos a desayunar y a hacer la foto.
La ciudad está vacía y aprovechamos la ocasión para pasear por La Medina. Es necesario ir con una sudadera del frio que hace (durante el día de hoy echaremos de menos esa temperatura). En nuestro paseo nos encontramos con gente del rally que busca también la foto. Una vez hecha, ponemos rumbo a Marrakech.
Conforme nos vamos acercando a Marrakech la temperatura cambia totalmente y el calor pasa a ser asfixiante. Entra, literalmente, fuego por la ventana. Tenemos que ponernos los turbantes tapándonos toda la cara porque el aire quema al respirar y todo esto sin aire acondicionado.
Las dos horas que quedan hasta llegar a la ciudad se hacen eternas, una vez llegado a nuestro destino, comprobamos en un reloj que hace ni más ni menos que 53 grados. La ciudad está bastante vacía, es imposible estar al sol, así que nos refugiamos en los mercados. Los pocos que resisten en la plaza son los vendedores de zumo y los encantadores de serpientes buscando timar al turista, con nosotros por casi lo consiguen.
Refugiándonos en los mercados entramos en la dinámica típica del acoso de los tenderos a los turistas, pero lo llevamos bien y nos paramos a curiosear en alguna tienda. Mientras paseamos por la ciudad encontramos un restaurante con un cartel enorme que pone “Local Climatizado”, no podemos resistir la tentación. Allí probamos un cuscús que divide opiniones, a Chicho y a mí nos gusta, Jaime no repetirá y a Marco no le gusta nada.
No tenemos tiempo para mucho más, tenemos que continuar la ruta pese a las reticencias de todos de montarnos en el coche. Ducha con una manguera en el parking para volver a montarnos en el coche rumbo al valle de Tadmamt. Aquí definitivamente empieza la aventura, las carreteras se estrechan y el asfalto es cada vez peor y para más emoción, después del calor que nos ha hecho cae una tormenta.
Nos tenemos que bajar varias veces del coche paras evitar que los bajos rocen. El paisaje es muy impresionante y surgen pequeños pueblos de casas de adobe.
En Asni nos encontramos con varios participantes del rally, repostamos y salimos juntos hacia Esmil, primer checkpoint del rally.
Con la tormenta encima ponemos rumbo por carreteras, ahora embarradas, hacia Esmil. Una vez llegados descubrimos que para acceder al hotel del checkpoint hay que ir por una pista de tierra empinada en un pueblo perdido en el valle que se llama Aremd y encima es de noche.
Uno de los coches ya ha roto el cárter y no se atreve a meterlo en la pista, lo deja en el pueblo y se sube a otro coche. Nosotros tenemos que redistribuir la carga del coche para evitar que rocen los bajos y mandamos a Marco a otro coche.
El camino pone a prueba nuestra destreza como conductores son 4km por una pista embarrada y en cuesta, pero tras algún choque en los bajos llegamos. Una vez allí nos toca dar 12 vueltas alrededor del pueblo en busca del “Hotel” para terminar descubriendo que estaba al lado de donde habíamos aparcado…
Somos junto con otros dos equipos los últimos en llegar y nos reciben con sopa caliente y cuscús. Tras la comida, las risas y los primeros intercambios de anécdotas, unos cuantos decidimos ir al Hamman (forma tradicional de ducha árabe) del pueblo. En las casas no suelen tener ducha y van a estos baños a asearse, nosotros fuimos al Hamman de pueblo. Es una especie de baño turco, donde te puedes echar agua fría o caliente. Fue muy relajante.
Tras volver limpios y relajados caímos redondos sobre nuestras esterillas.
Sobre las 05:30am me desperté sobrecogido por el cántico del Muyahidín que resonaba en todo el valle.